Después, los pensamientos se evaporan como si al desprenderles de su contexto original dejaran de poseer vida por sí mismos, como si se volvieran impensables, y reproducirlos por escrito me resulta muy dificil. Siempre conservo el epicentro, la materia prima, pero todo lo demás se ha ido, los adornos se pierden y entonces dejo de escribir porque siempre me ha resultado más dificil decir las cosas tal y como son que andarme con rodeos. Con lo fácil que sería decir que si pudiera verte cada día sería un 30% más feliz, con cara de alguien que echa de menos algo a lo que tiene que desacostumbrarse. Es triste hablar así.
Es triste que todas mis 'grandes ideas' tengan la misma etiqueta, la misma que tengo que arrancarme de la piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario