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He llegado tan lejos sin tu ayuda. He vivido tanto y tan intensamente sin que seas partícipe de ello, sin tenerte al otro lado de la orilla facilitando o entorpeciendo mi camino. He hecho tanto sin necesitar tu vida directamente perpendicular a la mía, sin tu compañía.

Pero me vas dinamitando los muros, como tú sabes, muy despacio. Y yo me voy haciendo vulnerable, sólo como yo sé, sin remedio, y me voy rindiendo. Sin entenderlo, sin quererlo... de verdad, no lo necesito ahora.

Y volver a depender inconscientemente de algo, y creerme que soy mejor contigo, y pensar que con tu mirada puedo llegar más lejos, y sufrir por tus ausencias, y que mi ánimo dé vueltas a tu manzana, y que la vida sea mejor o peor si despierto a tu lado, y creer en un momento dado que he perdido mi cerebro, y mi voluntad girando con la tuya, y que mi cabeza vea un futuro compartido, y pensar en par más que en unidad, y creer que todo es para siempre, y que todo brille más, y perderme por completo.
Y todo eso que había olvidado o no quería recordar.