...

En lo que se refiere a nosotros mismos, siempre poseemos información privilegiada. En lo que se refiere a mí, la poseo íntegramente y este hecho me otorga bastante poder (uno que no desearía tener, realmente).

Cuando conocemos a las personas nos damos cuenta de lo que quieren, de lo que buscan o esperan, del tiempo que dedicarán a invertir en la relación, sea ésta de cualquier tipo. Yo, que además de nacer defectuosa también salí un 40% pesimista, creo que, a pesar de haber hecho tantos esfuerzos en conocer a una persona en particular (llámalo ilusión, curiosidad o estupidez), no debo esperar nada de ella porque yo tampoco espero nada de mí.
Mejor es mantener alejado todo aquello que pueda importarme, porque si se acerca demasiado y por esa causa, se aleja, posiblemente me costaría recuperarme.

Igual es mejor esconderlo en una mano tras la espalda. Igual la idea nunca debió salir de mi cabeza.