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A nadie le gusta estar con alguien triste, por eso mismo ellos, la gente en general, la cultura que tenemos del pasar del pasado centrándonos en el ahora, hola alcohol, hola noche, hola sexo sin amor... Todos nos empujan a mirar el mañana sin pensar en aquello que fue que ya no está, sin pensar en el hueco vacío de la cama o en las fotos de la carpeta que ya no vas a mirar. A nadie le gusta estar mal, a ninguno nos gusta estar solos. Suerte a aquellos que les resulte tan fácil, suerte a los que no logren dar una vuelta a la cabeza en un momento de soledad entre tanta mierda superficial.


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Este, sin duda, es el estruendo más insoportable.
Cae el día, y lo que hice hace dos días suena a lejano pasado. Lo que parecía ser estable, estar bien, era por la capa de barniz. La felicidad no se fuerza, no se compra, no se pide, siquiera. Lo que no hacíamos hablaba, lo que hacíamos era desconocernos más. Y este hueco en mi pecho va creciendo.
Ni siquiera es un estruendo de preguntas; es una avalancha de memorias, de las que quitan sueño, hambre, ganas, piel. De las sinceras, de las bonitas. Hemos abandonado la fábrica de armas y sólo queda nostalgia. Nada más que lo que quisimos y jamás pudimos ser a pesar de ser tantas otras cosas que siempre cuesta sostener. El dolor, el dolor real del que hablaban, ya no es para mí ajeno. Ni siquiera es compañero, es casi un parásito. Se lo va llevando todo mientras respiro, mientras camino, mientras esquivo las conversaciones y me voy evitando ciertas calles. A veces llueve, a veces no, decías tú. Otras veces sale el sol. Y mientras perdemos, mientras los puentes que una vez nos unieron, ahora nos alejan, nos damos cuenta de que jamás volveremos a ser los mismos. No es una cuestión de querer, es el orden natural de las cosas. Sería asqueroso salir indiferente, pretender algo que no es, engañarnos tan rastreramente. Ni siquiera sé si conseguiré ser mejor, no sé si conseguiré un cambio hacia adelante. En este momento querría mirar al futuro y ver que estoy tranquila, con la vida que lleve, con lo que sea esto que estoy construyendo hoy. Verme entera, ni siquiera pido ser feliz.
Nadie puede prepararse nunca para lo peor. La imaginación no hace justicia a la realidad en ningún caso. Sólo puede uno salir adelante si afronta la realidad, no la idea. No se puede saber la magnitud del daño hasta que está hecho, y ya lo que queda es seguir, mirando hacia quién sabe dónde, seguramente, pero seguir, mientras la vida empuja y aguarda algo diferente escondido entre las nubes, porque todo está entre ellas, preparando la calma con cuidado. Y como siempre, todo acaba en revolución, como las cosas que han tenido un significado y una implicación desmesurada, como todo lo que es inigualable. Siempre se me quedarán cortas las palabras para describir lo grandes que hemos sido.
Sólo revoluciones.
lonelyrevolutions.

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Pasa el tiempo. Y no para de pasar.

Lo único que me quita el sueño.

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Qué bonito es el amor. ¿Quién no querría enamorarse? Quién querría estar solo y no creerse capaz de todo, hasta de disfrutar de la rutina. Ilusionarse otra vez, pensar que todo puede ser casi infinito; y que, a pesar de tener principio y fin, todo suene tan atemporal...
El no sentirse sólo se ha vuelto un negocio. A nadie le importa que estés solo pero quieren buscarte compañía: '¡Entra aquí, encontraremos a alguien al 99% similar a ti!'. Y ya está, directo a las ofertas 2x1, a los packs dobles, así de fácil.
La compañía y el amor, no van unidas pero, ¿cuál va primero?

Sensación de necesitar siempre un poquito más que el resto para conseguir llegar al mismo lado.

Y pasar el tiempo estudiando los pomos de las puertas.