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No sé cuál es el problema, no sé si es mejor callarme o dejar de escuchar. Cada día las palabras tienen menos sentido o serán las personas las que no les dan el uso que deberían tener. Todo es un hablar por hablar que termina cansando ya. Un hablar que no conduce a ninguna parte, que hace gala, por el contrario, de ciertas carencias humanas y compromisos que no se terminan cumpliendo. Últimamente prefiero aumentar el inventario de música escuchada porque, por mucho que quiera, no encuentro personas que tengan algo diferente que decir.