Querido  ....


  Creo que acaba de salir el sol. Hasta hace unos días era difícil de decir; al final del día el agua acababa entrando en las casas calando alfombras y pequeños rincones (ah, y uno de mis libros preferidos que dejé junto a la ventana). No es que viva en una casa mal construida pero, de verdad, ha llovido como nunca pensé que podría hacerlo. Sé lo mucho que lo hubieras odiado después de haberte tirado dos años con ese tiempo (y todos aquellos incidentes); por eso no puedo evitar que me haga gracia ver llover. Es como si fueras a aparecer maldiciendo en cualquier momento.
  Es demasiado pronto y ya me estoy revolviendo en mi asiento. El frío está durando más de lo normal y tengo las manos y los pies congelados de forma permanente. Me asombra ver la cara de la gente si me tocan; es como, no sé; como si de repente tuviese alguna anomalía evidente y me dijeran con la mirada: "¿Qué diablos te ocurre, es que no te has dado cuenta?" Y estuviera loca por no hacer algo al respecto, necesariamente. 
  A pesar de lo que te prometí, creo que esto es lo primero que escribo en meses. Pienso ideas, monto una historia en mi cabeza y la desarrollo brevemente pero, por lo normal, estoy demasiado cansada como para llevarlo a cabo. A veces cojo el Bic y trazo líneas sobre un folio, sólo para no olvidar cómo es el tacto y ese sonido casi imperceptible que resulta tan placentero. Debería hacerlo más. 
  Algo que he retomado es la fotografía. Nunca compartí tu opinión de que fuera algo fácil y para todo el mundo. Es cierto que para encontrar algo bueno hay que buscar, pero es como todo, ¿no? A veces lo mejor es guiarse por lo de "menos es más", por eso decías que lo mío era simple pero con alma. Creo que así es como he intentado vivir mi vida siempre, por eso lo de la simpleza me parece un cumplido. Aun así me gustaba discutir sobre ello. Igual en unos meses edito algo si es que no he perdido las ganas y he conseguido acabar esto.
  No suelo salir mucho. Lo hago cuando la cabeza me lo pide y tampoco en esos momentos presto demasiada atención alrededor. Supongo que entre eso y la música, ¡es un milagro que un coche no me haya pasado por encima! Ya no es como al principio, ¿entiendes? Aunque todo sea nuevo. Supongo que no lo he podido encontrar.
  Mis paredes son azul pastel y el techo es alto. En el escritorio hay latas vacías de refrescos, entradas de cine, papeles y quizá algo de polvo. Al lado de mi portal hay una tienda de ropa infantil. Ese sería mi adelanto a tus tres preguntas de rigor. La ventaja es que también podría adelantar tu respuesta a todo esto. Supongo que, más que predecible, detrás de lo malo te llegué a conocer.
 Aunque el sabor ahora sea otro. Aunque nunca vayas a leer esto, y yo no pueda dejar de escribir.