Recuerdo que estuve allí,
que fue más largo de lo que esperaba,
menos agradable.
Recuerdo haber conocido a muchos que no eran,
a pocos que parecían serlo,
y sólo uno que fue.
Recuerdo haber amado con más
de lo que me era humanamente posible.
Recuerdo que hubo lecciones que nunca aprendí
y personas a las que nunca escuché.
 Recuerdo que había muchas normas
y haber hecho caso sólo a mis teorías.
Recuerdo que de estas tuve muchas
 y me faltaron acciones.
Recuerdo haber intentado tantas cosas,
 y conseguir algunas.
Recuerdo mentiras y recuerdo pasarlo mal.
Pero también risas y cielos de todos los tipos.
 Recuerdo que estuve allí,
que observé más de lo debido
y debí participar más.
 Y te recuerdo a ti,
 porque sigues aquí.
Me paré en seco, una vez más, aunque no recordaba ya la última, y me dije: "Recuerda esto". Me obligué a ello, más bien. Guardé el instante intacto en el almacén de momentos o, como solía llamarlo, "Pequeños empujones para la vida diaria". Los que entran ahí tienen una luz, un color, un sabor sustancialmente diferente al resto. No es que lleguen al corazón, es algo más allá, un nivel más complejo; una sintonía entre corazón, cuerpo, cabeza... casi como el amor. Y lo quería, quería que durase más tiempo, no para siempre, pero sí lo suficiente como para que hubiese un cambio. Como si pudiese surgir una ínfima puerta en medio de todo que condujese a la propia vida, pero más adentro. Algo que pudiese coger con las manos y abrazar, como una persona a la que quieres y te quiere a su vez, como esa persona. Es ese aire que al impregnarte los pulmones se lleva la desazón y te invita a seguir hacia adelante, a hacerlo todo simple cuando realmente es así de simple, a pesar de que sigues odiando al mundo, sus reglas y la mayor parte de personas que viven en él. Pero no puedes conformarte con eso, por ello es que aún respiras y aún buscas algo que encuentres digno de llamar verdadero, el gran empujón para la vida.

El ser humano es inconformista para ciertas cosas, supongo que a veces cuenta más sentirse poseedor de un abanico de posibilidades que lo que en verdad posees. La reciprocidad es un término más bien dejado atrás. Me pregunto cuándo la gente con valores ha pasado a ser audiencia o actores de espectáculos del rollo Jersey Shore.

Va a doler siempre

¿Y qué dirían de la chica buena si supieran la verdad? Si supieran que todos estos años han sido un calendario de ficción, y que la vida que ha hecho creer a los demás no existe, precisamente porque está podrida. Porque el cansancio de las decepciones abrió un hueco donde empezó a criarse todo lo que dolía, todo se ha infectado por el asco hacia los iguales y hacia la vida ordinaria.
¿Y si supieran que aun poniendo todo el empeño en ser esa persona fría nunca lo pudo llegar a ser tanto? Que aún seguía dibujando cuerpos que la abrazaban con vistas a ponerles rostro algún día, convenciéndose de que sí importaba creer todavía en algo, aunque fuese en oleajes incesantes o lluvias de estrellas tras la niebla, y dolerse así de algo que al menos no contaminase, y que cerca, a alguien se le cayera algo de entendimiento en sus pies, antes de que fuese tarde.