...


No me había dado cuenta de que no existías. Acabo de caer en ello como una gota de lluvia aparece de repente en un día soleado. Hace medio minuto que me he proclamado consciente tal hecho, como una inoportuna revelación, como el golpe de una nube contra un edificio.

Sabes como la sensación que deja cuando uno se aleja y no quiere, pero da media vuelta y sigue caminando.

Pero sí existes, aunque no donde yo quiero, no cuando necesito. Se trata más bien de un deber de convertir algo en lo que no es. Una cuestión de engañarse a tiempo, algo que siempre ha parecido hacer efecto.

Porque yo vivo en un lugar donde nunca pasa de moda enredarlo todo y complicar lo simple...