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No quiso ser menos, no pudo ser más,
ni supo qué esperar sentada frente al mar.
Y cuando no hubo mar se puso a volar,
jugando a quererse en cualquier parte,
jurando no regresar.

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Ya soy asíntota (sin llegar jamás a tocarte por más que me acerque).
Puedo arañar tu pared y morirme de placer.
O acabar quemándome las yemas de los pies.
No necesito saber el resultado.
Me retumbas por todas las cavidades de la piel.
No sé olvidarme de los detalles.
Tampoco soy quién para querer ir a buscarte.

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Me conozco este suelo como la palma de mi mano. Me sé de memoria estos cielos que para mí ya llueven gris. He recorrido cientos de veces las aceras que no llevan a ningún lado, y mucho menos a casa, cuando es lo que más necesitas.

Miles de fachadas han sido testigos de lo mejor y lo peor de mí. He querido, odiado, gritado, besado, llorado... He perdido y he ganado, he caido y vuelto a caer... He vivido siempre aquí, entre paredes que nunca duermen y farolas que no se encienden si no saber volver.

Pero como dijo alguien grande... cada ciudad puede ser otra. Tan diferente como perspectivas, como seres humanos que la habitan. Si pisas estas baldosas a mi lado, no siento lo que una vez sentí. Todos los colores que pueda haber, quiero que me los enseñes sin darte prisa, sin soltarme la mano.

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Take me back to the start...

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Los sueños ya no me hacen tanta falta como una dosis de realidad en el momento clave, que es aquí, y es ahora...

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No paran de hablar, sólo se escuchan sus voces resonando en las fachadas, y no dicen nada. Pero igualmente se quedan sordos y llenan de orgullo sus vacíos creyéndose lo que sueltan por la boca. Hablar por hablar, pues les aterra lo que el silencio tenga que decirles. Dicen barbaridades sobre lo que no conocen, critican por el mero hecho de sentirse mejor consigo mismos, pero esto no refleja más que sus propias inseguridades. No miran más allá de sus propios puntos de vista, buscan a otros de su misma calaña para oir de ellos lo que quieren y así sonreir satisfechos, pues de este modo creen que dormirán tranquilos. Y lo harán, y se levantarán con ganas de seguir vomitando lo primero que se les pase por la cabeza con tal de ir quedando bien con aquellos con los que se irán cruzando por la vida, mientras que a otros nos irán pudriendo los tímpanos con tanta palabrería con la que me resulta raro que no se hayan atragantado ya.

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No hay ápice de tiempo en esta noche que me impida amanecer despierta. Tampoco hay luna, nunca antes hubo.
Ante mí yacen mis pensamientos condensados en batallas que estallaron en mi frente, que me hierve... y esbozo una sonrisa de derrota.
Mis disculpas por no saber bailarte las palabras, y por las obvias inexperiencias de mis acentos. Nunca pensé que te escribiría tan pronto, ni tan torpe, pero me sorprendo aquí y no me avergüenzo. Todo parece nítido cuando miro a través del visor...
No quiero que te detengas en las tapas de este cuento, el cuento en el que nadie supo ahondar. He pulido mi coraza con esmero durante este tiempo y sé que tengo algo dentro, puede que escondido, pero tengo algo que dar.
Nunca creí que el amor de nadie pudiera salvarme, y ahora tampoco. Pero quizá amor sea lo que necesite.


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Saltó sobre cientos de lunas para llegar a alguna parte,
para ver su reflejo ahogarse en la inmensidad oceánica
y aprender a echar de menos las soledades de su vida.
Guiñó cada segundo mientras escapaba,
la tierra fue el cómplice y el cielo su manto fúnebre.
Notó la humedad de los pies escurrirse desde su corazón,
y el silencio comenzó a gruñir en forma de marea,
y se deshizo en lágrimas, sus horizontes se durmieron,
y sus sueños se perdieron en la arena...

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Noches de verano de matiz grisáceo, sin caducidad, sin enchufe, para quemarse sin sol...
...y odiarse los amaneceres, las tardes y quererse barata las noches, acompañada.
...y desandarse la vida, añorando estar allí sin estar del todo aquí, perdiendo la cabeza.
...y prendiendo las farolas de bandas sonoras y, en algún escondite, echar de menos lo que nunca tuvo del todo.
...y no ser perseguida más por una estrella, y ver toda capacidad de soñar morirse como se morían las olas al romperse en sus pies, no hace tanto...