...


Obviando los matices se aprende a dibujar a grandes rasgos.
Ignorando pequeñas porciones de realidad.
Desatendiendo los detalles vitales.
Omitiendo los surcos y formas.
Sorteando los colores.
Burlándote.
Borrar.
Huir.
Y olvidar.

...


Contigo descubrí a Marta. Marta tranquila, Marta sosegada, Marta paciente.
¿Esperanzada?
Despejada. Contigo fue, contigo una tarde, otra tarde, y otra...
Allí donde sola no aprendía lo terapéutico que hay en sentarse, con los últimos rayos de sol del día, y dedicarse a la gran tarea de mirar. Contigo comentando a un lado. Tranquilo, sosegado, paciente.
¿Feliz?
Pero el invierno barre lo que las personas no consiguen matar por sí solas. Entonces es cuando uno decide si se quiere ser más fuerte.
Entonces, descubrí a Marta. Inexpresiva, decepcionada, confundida.
Marta sin ti.

...


He llegado tan lejos sin tu ayuda. He vivido tanto y tan intensamente sin que seas partícipe de ello, sin tenerte al otro lado de la orilla facilitando o entorpeciendo mi camino. He hecho tanto sin necesitar tu vida directamente perpendicular a la mía, sin tu compañía.

Pero me vas dinamitando los muros, como tú sabes, muy despacio. Y yo me voy haciendo vulnerable, sólo como yo sé, sin remedio, y me voy rindiendo. Sin entenderlo, sin quererlo... de verdad, no lo necesito ahora.

Y volver a depender inconscientemente de algo, y creerme que soy mejor contigo, y pensar que con tu mirada puedo llegar más lejos, y sufrir por tus ausencias, y que mi ánimo dé vueltas a tu manzana, y que la vida sea mejor o peor si despierto a tu lado, y creer en un momento dado que he perdido mi cerebro, y mi voluntad girando con la tuya, y que mi cabeza vea un futuro compartido, y pensar en par más que en unidad, y creer que todo es para siempre, y que todo brille más, y perderme por completo.
Y todo eso que había olvidado o no quería recordar.

...


Estoy justo en el medio de tantas cosas y lo único que quiero es no pensar y lo que quiero hacer es nada y me falta tanto, tanto, para llegar a algún lugar...

Lo que quiero decir es que te echo de menos, a mí manera, como siempre.