Ni absorbo luz ni la reflejo. Transparente soy.
A través de mí podrás ver... no intentes adivinar de qué estoy hecha.
Tiempo no hay entre mi pecho y mi espalda. No hay nada, de hecho.
Llena de vacíos que disimulo con el aire frío que me regalan al pasar.
No siento, no padezco, tan sólo existo... viéndote existir.
No pregunto, no tengo respuestas, sólo respiro y no tengo qué decir.
Finjes que te importa... no lo hagas, me gusta este mundo que he creado.
Me quedo aquí, donde no me hacen daño, donde todo es gris y blanco.
Carteles de cerrado, candados oxidados, manteniendo los ojos cerrados... para no saber de nadie. Ni siquiera de mí.