...



"Hola, desconocido", pienso durante el segundo que te miro. Me pregunto cuánto tiempo llevas esperando aquí sentado. Me pregunto cuánto tiempo esperaré yo, a tu lado. Las paradas de la linea 77 se convierten en refugios para solitarios. Todos nos hablamos entre nosotros, pero nadie dice nada porque nadie se atreve a destaparse ante un desconocido.


Pero no somos desconocidos. Llevamos exactamente 7 minutos y 12 segundos compartiendo el aire y viendo los mismos coches pasar, con la cabeza ladeada a la izquierda para ver quien salta primero al divisar el bus de lejos. Hemos coincidido en esta coordenada espacio/tiempo, una única vez en nuestra vida, y vamos a dejarlo pasar. Y me pregunto cómo será tu vida, a dónde vas ahora que anochece. Me pregunto si te despediste de alguien y vuelves, o si vas porque alguien te espera. Quizás ambas, quien sabe. Yo no lo sabré. En este instante no se me ocurre afirmación más real que esa.


Te diría tantas cosas... te diría que levantaras la vista y mirases los tonos del cielo ahora que el sol se pone tarde y lento. Te pondría la canción que escucho en este momento porque es de esas canciones que pondrías a miles de Hertzios, demasiado buena como para que alguien se la pierda. Siempre he pensado estas cosas cuando me cruzo con alguien y sé que será la primera y la última vez... y me resulta normal porque estoy acostumbrada pero no puedo evitar pensar que es algo triste.