¿Te reconoces? ¿No eras tú la loca que escribía en pasos de cebra, publicaba mensajes en periódicos o cambiaba de ciudad unas horas por alguien? ¿Acaso eras consciente de lo que hacías? ¿Pensaste por un momento que podía salir bien? ¿Que alguien respondería de igual forma? ¿Qué esperabas? ¿Que resultase ser una persona especial? ¿Tenías la mínima esperanza de que te conociese un poco? ¿De que supiera exactamente cómo hacerte sonreír? ¿De que, al menos, tuviese la intención? ¿Esperabas que llegase una noche cualquiera, al bar que frecuentas, y se acercase a ti sonriendo a ritmo de una de tus canciones preferidas que previamente pidió para tal ocasión, y te cogiera de la cintura para bailar sintiendo cada uno de tus músculos moverse mientras su mirada se te clavaba en el pecho y se te encogía el corazón haciendo pararse absolutamente todo lo que existe? ¿Te tragaste semejante basura? ¿De verdad piensas que lo necesitas? ¿Cuándo dejaste de esperar? ¿Cuándo dejaste de creer que alguien podía verte de esa manera? ¿Que alguien pudiese creer en ti?