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No he vuelto a ver ese amanecer ni tú has vuelto a hablar de él. Si lo pienso vuelvo a estar ahí y escucho el silencio roto únicamente por el obturador de la cámara, pero no lo hago porque no estoy segura de que quiera volver. Desde aquí todo se ve, no peor, pero sí más frío que aquel día y he de reconocer que no me disgusta del todo esta visión, porque quizá no me convencía del todo la otra... no lo sé.
No sé hacia dónde nos llevan las decisiones que vamos tomando, ahora mismo es dificil describir en qué lugar y momento me encuentro. Todo es incertidumbre (de la que se incrusta en el estómago y hace que brillen los ojos). Si me inunda la nostalgia sólo queda apaciguarme en esos días, en las madrugadas frías y los cielos en transición que se reflejaban en el objetivo, que es el único que siempre consigue salir impasible.