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Tengo un espacio completo entre tu mano y la mía. Tengo un techo insomne que a medianoche me vigila. Tengo poco descaro y nada que darte. Tengo el arte de la complicación y la semántica práctica perdida. Tengo un guiño del cielo y un beso de más en la mejilla. Tengo una guitarra muda y un simplificador. Tengo pudor y nostalgia, palabras sin color. Tengo una canción y obsesiones, no tengo remedio. Tengo mariposas enjauladas y órganos carcomidos. Tengo más idas que venidas y siempre un regreso de bruces a mi vida. Tengo aquel sol escondido en mi retina y el madrugar de un vagón vacío. Tengo tragedias y aforos completos, butacas ocupadas por clones de mí misma. Tengo listas de deshechos y planes de presente que hablan en pasado. Tengo respiraciones entrecortadas y un reloj que dice 'hasta la vista'. Pero no tengo un 'tú', ni un 'yo', ni tengo absolutamente nada.

Ahora que, todos los cuentos, parecen el cuento de nunca empezar...

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No te olvides. No desandes tu memoria mientras avanzas el camino. No pierdas la voluntad ni te vendas a las rutinas. Reconócete en cada pestañeo, siéntete consciente de tu cuerpo en el espacio y en el tiempo. No respires por respirar. Evita caer presa de la monotonía. Saborea cada rayo de luz que te haga fruncir el ceño, cada ráfaga de aire que te toque y se vaya, cada piedra que esquives, cada mirada que te cruces... Piérdete en el camino pero no te pierdas a ti en él, no estés por estar, aprende a no conformarte ni a dar un paso con el mismo ritmo que el anterior. No te marques de vacíos. Vívete.

I don't want to be here fading it's more that I can take

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Colmada de materia volátil,
máquinas de humo,
espejismos sin brújula
realidades empañadas
y un único preludio.
Y no, no es el negro...
son sus malditas gamas
nacientes de aquí dentro
cuyo matiz nunca se apaga...

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aaarrgh!

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Aforos completos de interrogantes y ecos de ausencia de respuestas.
Visiones del mundo a través de cristales de reducción de gloria y aumento de tempestades.
Manías de plantar por vez enésima ilusiones en terrenos donde nada crecerá.
Círculos viciosos de muros y pruebas no superadas, finales de juego y premios de consolación.
Pintadas en muros destrozados y sudor que ha sido en vano (que no digan que no).
Lectura repetida del guión, saber desde la primera palabra quién dicta el final.
Saturación de palabras que llenan el silencio pero no dicen nada.
Maneras de vivir.

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Y poco más.

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No tengo nada que decir.
No quiero decir nada.
¿Cuál es la diferencia...
...cuando nadie escucha?
Tampoco tengo tiempo.
No hay tiempo para ti, pues lo que me das no me hace estremecer.
No hay tiempo para mí pues es hora de crecer, no hay nada que me ate aquí ni nada que pueda echar de menos.
Tengo cientos de relojes y no hay un ápice, ni un sólo gramo de tiempo me pertenece.

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Se acerca la sombra, merodea mi cuerpo,
se arrastra silenciosa por el pavimento
y lame las huellas, rasca sus heridas
en rotas baldosas cubiertas de tientos
de pies y mentiras que caen de tu boca
y en mis cordones se ahorca ella sola...
entonces la veo, la sangre en el cuello
y entonces lo entiendo,
mi sombra, mi miedo...

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Ir por la segunda década
sembrada de invierno
y un naufragio en cada vena,
venas que se enhebran en el cuello,
cuello dislocado de tristeza.
Sigue con las manos llenas
eternas halladoras de nada,
de cada paso que anda
cae uno,
sumida en un enjambre de misterio
manteniendo una mirada sarcástica
y guardando este instante
pues sólo existe uno.