...

Hablaré de ti, desconocido. Con todas las grapas de mi ser.
Con todas las ansias de flotar por este humo amarillo que inventé.
Colgada de un espesor de donde no puedo caer. Soy del revés.
De noche me entra el hambre de conocer lo que no sé.
De día te arrastro a lo más profundo de mi piel.
Luego te vuelves noche de nuevo y después echo a correr.
No es segura esta distancia.
Me temo que he de desconocerte, desconocido.
El aire aquí no deja de escocer.
He amarrado el barco a la certeza de no volverte a ver.
Sin mares ni planes, ni claros horizontes de papel.
Ellas se apoderan de cada pobre recuerdo. La jovial tristeza. La dura cobardía.
Borré tu amanecer rompiendo mi dibujo.
La cera amarilla se volvió humo, y empezó a oler.