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Hay tres cualidades de las que carezco y que admiro hasta la saciedad en las personas: la determinación, el valor y la fuerza. De ellas dependen otras tantas porque vienen de la mano. Así que creo que si posees estas cualidades o cualquiera de ellas de alguna forma desarrolladas, puedes llegar a dónde te propongas.

determinación.

(Del lat. determinatĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de determinar.

2. f. Osadía, valor.


valor.

(Del lat. valor, -ōris).

1. m. Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.

2. m. Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros. U. t. en sent. peyor., denotando osadía, y hasta desvergüenza. ¿Cómo tienes valor para eso? Tuvo valor de negarlo.

fuerza.

(Del lat. fortĭa).

1. f. Aplicación del poder físico o moral. Apriétalo con fuerza. Se necesita mucha fuerza para soportar tantas desgracias.
(No me refiero, por supuesto, a la primera)

~ de voluntad.


1. f. Capacidad de una persona para superar obstáculos o dificultades o para cumplir con sus obligaciones.

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Somos muchos a los que nos hierve a diario algo en el cuerpo, la necesidad imperiosa de expresar sin tener que hablar; sacar lo que nos sobra dentro, como si se tratase de magia, a través de las manos y, por supuesto, de una lente fotográfica o de las palabras. Somos muchos los que sentimos placer enfrentándonos con una página completamente impoluta y vacía, sabiendo que de ahí puede salir cualquier cosa. O bien escuchar el sonido del obturador hacer click tantas veces como ideas deambulan por tu cabeza. Plasmar desde cualquier o cada una de las perspectivas cualquier realidad de tu vida, en dos líneas o en cien, a color o en blanco y negro, en narrativa o en forma de poesía, a veces mejor o peor, el caso es liberarte. Y de la forma que expreso no es más que todo mi universo; digo que no es más pero para mí lo es todo, todo lo personal (e intransferible) que puede dar Marta, todo lo que no sé decir cuando hablo, hasta con la persona que más quiera y confíe de este mundo. Lo que yo hago, no es para ti, aunque expresar suponga que en la comunicación ha de haber un emisor de un mensaje y alguien que lo reciba. Tú lo recibes, pero sigue sin ser para ti, porque hacerlo supone algo mucho más profundo que coger un bolígrafo o una cámara y tomar la actitud de a ver qué sale hoy, al azar, sin intención. Por tanto, yo emito y yo recibo, y lo que recibo es lo mismo pero en frío, razonado, masticado, lo que contribuye a que me calme. No es un mero hobby; es una acción terapéutica, es una cura para la enfermedad del que se calla las palabras, es una liberación, es algo que soy, es una adicción, un placer, un motivo importante, un lugar donde me siento segura, un sentimiento mejor.
Ahora entenderás cuando digo que, lo mío te llega a ti, pero sólo es posible que sea mío.

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Hay equilibrio en cualquier cuerpo. Por haberlo lo hay hasta en las mentiras. Mi equilibrio dista del tuyo en que no se da cuando ha de darse, sino que es un equilibrio desequilibrante. Ya sabes a lo que me refiero, sabes el secreto de mi funcionamiento. Es tan simple que resulta incomprensible para quien no lo haya vivido.
Todo mi equilibrio lo contengo en una parte de mi cuerpo que dejó de ser localizable desde el momento en que me tuve en pie por primera vez. Con todo el tiempo que he pasado averiguando cosas de este mundo, se ha ido achatando y cambiando, a medida que la vida me iba pasando. Se ha hecho pequeño, del tamaño de un grano de azúcar, perdido en mi cabeza. En eso también difiere del tuyo.
Siempre pensé que necesitaba una simbiosis de equilibrios para sentir que caminaba más recta y perfecta, para no notar que el mío era más un defecto que un mecanismo, el cual había dejado de hacer su función en mí. Lo cierto es que quisiste prestarme el tuyo y fue cuando cai en la cuenta de que no quería nada de ti. No es que no congeniasen, es que no necesitaba que nadie me hiciera sentir lo que no era, una persona incompleta.

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Soy muy fuerte, mucho más fuerte de lo que jamás hubieras pensado. Igual me pegas y me duele, pero tengo fortaleza para aguantar una y mil veces más. Soy fuerte aunque parezca débil y mire siempre hacia abajo. Lo soy porque he soportado bastante, porque he sufrido por gente asquerosa, por cosas que no elegí, por momentos que no evité. Pero sigo intentando las cosas y sigo siendo igual de tonta que hace algunos años, lo cual es bueno en parte, porque tanto no han podido conmigo. Soy fuerte, no tanto como gente de mi alrededor, pero lo soy y algún día lo seré mucho más. Porque soy grande y me voy a levantar siempre, porque nadie va a pisotearme, aunque reaccione en el último momento. Porque no voy a dejar que nadie me haga sentir mal de ahora en adelante, porque voy a morirme un día sabiendo que hice las cosas bien y me defendí de los golpes como pude. Porque puedo y así lo he decidido, elijo ser fuerte, aunque a veces tenga que venir alguien a recordármelo.