Serás quién yo quiera que seas.
Querré disolverme en ti, a deshoras.
Servirás de compañía y ausencia en esta guerra.
Me harás daño, cuando así sea.
Callarás cuando calle, en silencio, me odiarás
por no poder rebelarte.
Y yo, te odiaré cuando seas,
te odiaré cuando me roces
y cuando ordene que calles.
Eres quien quise que fueras,
un exceso de una ausencia,
de un hombre al fin y al cabo,
desconocido.