Cursiladas

Eras una fotografía que te hice, podría ser, en otra vida. Y es que todo lo que sé de ti flota en el aire y no sé hasta qué punto he sido yo la que te ha creado.
Sé que existes, pero tu voz es un bonito recuerdo, de los que guardo con más cariño y en el que suelo pensar en mis noches difíciles. Pero tan sólo eso... y sigue sin bastarme.
Ahora respiras... no sé dónde, no puedo verte. Hace algo de tiempo que dejamos de alargar nuestras manos acortando así nuestros caminos. Las cosas se complican cuando les pones un diminuto grano de sentimiento, la más mínima implicación.
Nada ha cambiado, creo... seguimos caminando bajo cielos diferentes y tú te empeñas en aferrarte en mi mente, porque la que te encierra en el corazón sigo siendo yo, la misma de siempre, la que persigue tu imagen y memoriza tus palabras, las pocas que ahora compartimos... y recuerda las incontables sonrisas que has sido capaz de dibujarme desde unos cuantos kilómetros al sur. Y es que estás lejos... y no puedo pedir más, porque quizá haya más que distancia entre tú y yo. Es difícil de explicar todo esto... y siento que hablo por hablar. Sólo sé que estás presente (pero no estás) y que daría demasiado por un segundo en que tu destino y el mío se unieran en el mismo tiempo que una vez quiso que me enganchase a tus ojos azules, y verlos de una vez por todas brillar...

5 comentarios:

P. dijo...

"Las cosas se complican cuando les pones un diminuto grano de sentimiento, la más mínima implicación".

¡Qué gran verdad, Marta! Esto me recuerda algo que me dijo mi madre hace muchos años, cuando yo no era más que una niña que empezaba a transformarse en adolescente e intuía que "el amor está en el aire, ahí fuera"...: "No te enamores aún, hija, no tengas prisa..., que eres muy joven para empezar a sufrir". ¡Qué sabias son -somos- las madres! La experiencia es un grado, como suele recordarme a menudo mi padre, está claro. Pero... ¿quién puede dominar al corazón, ponerle límites, marcarle normas de comportamiento?...).

"Nada ha cambiado, creo..."

Hace poco alguien me dedicó la primera parte de esa frase tuya. No había en la suya atisbo de duda. Sentenció de manera rotunda: "Nada ha cambiado. Seguro". Y su seguridad se convirtió en la mía. Le creí y recuperé mi sonrisa...

¿Por qué lo titulas "Cursiladas"? Sentir no es cursi, Martiña. ¡Sentir es estar vivo! (con todo lo que ello implica).

Mucha suerte en tus exámenes. Yo también estoy con los míos, pero sospecho que son de distinta índole... (yo examino / tú te examinas... ¿Me equivoco?)

Mil besos y toda mi Magia Meiga para que el tormento de Febrero acabe pronto y respires aliviada una vez superadas todas las pruebas.

¡Suerte!

P. (de Pilar)

Anónimo dijo...

¿Seguro que no has sacado ésto de mi vida?
Yo miraba al norte, a unos ojos azules...
un placer leerte
muaks

m. dijo...

Pilar, así que te dedicas a enseñar... :) eso está bien. espero que tus alumnos no sean como yo, porque me está yendo fatal jaja, pero los ánimos mejoran.

Espero que todo bien, y que irradies esa positividad que me transmites desde tus palabras siempre.

Muak y gracias.

P. dijo...

¡Hola, Marta!

Sí, soy profe de universitarios que durante el mes de Febrero parecen almas en pena (¡y me la dan a mí, te lo aseguro! ¡Lo pasé siempre tan mal en los exámenes! Por bien preparados que los llevase, todo me parecía poco y los nervios me salían por las orejas).

¿Qué estudias? ¿Por qué dices que te está yendo fatal? ¿Tienes que estudiar más o los resultados no están saliendo como el esfuerzo invertido se merece?... Sigue estudiando mucho y cuando acabe "la pesadilla" -que tiene un final, créeme, aunque ahora te parezca mentira que así sea- me cuentas, ¿vale?

¡Ya queda menos, súper-campeona!

Muchísima suerte (¡pon algo de tu parte también, claro!).

Bicos meigos,
Pilar

[Q] dijo...

Aishh... la distancia. Tan complicada a veces. Me ha encantado el texto, como siempre.

Tiene muchísimo sentimiento y del de verdad, del sincero. Quien sabe pekeña, igual te cruzas con esos ojos azules cuando menos te lo esperes.

Los cielos diferentes a veces también comparten pekeñas cosas en común, como las estrellas (esas que tanto nos gusta mirar ;)). Quizá algún día brilleís desde la misma estrella juntos, o quizá no... pero hasta entonces, guarda ese recuerdo tan valioso que tienes, pues seguro que merece futuro y te hará sonreir cuando más lo necesites.

Vaya cursilada que te he soltado :$

Un besazo pekeñilla, sonrie!