Vas a morir esta noche, ha empezado la cuenta atrás para que detone el corazón. Una vida es insuficiente para todo. Pero una sola vida es suficiente. Es la enfermedad que termina con el diagnóstico. Y quieres morir porque te hartas de comer baldosines y de los laberintos que acechan, porque toda tu vida te parece inoportuna y te acabas excluyendo de tu propio abecedario. Te hartas de la insistencia del mundo en ausencia de cualquier luz, de la sed que no se sacia y del reconstruir; de comer mierda y de ser contenedor de vidas ajenas.


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