Creo que debería arrancarme el corazón y ponérmelo de sombrero. Porque pienso más con él que con la cabeza, me parece que desde que tengo memoria siempre ha sido así. Eso ha llevado a muchas roturas de todo tipo y dimensión, como se veía venir. Aún así parecía que merecía la pena, aunque eso no siempre se ha cumplido. Porque la desproporción y la falta de equilibrio llega a herir en niveles que no son de este planeta. Con todo esto, mantengo la esperanza de que no vuelva a pasarme, porque sobre todo intento defender mis valores hasta el final e intento equivocarme cada día un poco menos. Intento ser la mejor versión de mí que pueda, aunque sea una mierda igualmente. 

1 comentario:

P. dijo...

No sé si vale la pena cambiar todo eso por un poco más de seguridad, por el individualismo de esos de cabeza fría. Sin duda la salud lo agradece. Pero aquellos que nos movemos por pulsiones, no solemos cambiar. Y en el fondo, ni queremos.

Un abrazo.