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Hablaré de ti, desconocido. Con todas las grapas de mi ser.
Con todas las ansias de flotar por este humo amarillo que inventé.
Colgada de un espesor de donde no puedo caer. Soy del revés.
De noche me entra el hambre de conocer lo que no sé.
De día te arrastro a lo más profundo de mi piel.
Luego te vuelves noche de nuevo y después echo a correr.
No es segura esta distancia.
Me temo que he de desconocerte, desconocido.
El aire aquí no deja de escocer.
He amarrado el barco a la certeza de no volverte a ver.
Sin mares ni planes, ni claros horizontes de papel.
Ellas se apoderan de cada pobre recuerdo. La jovial tristeza. La dura cobardía.
Borré tu amanecer rompiendo mi dibujo.
La cera amarilla se volvió humo, y empezó a oler.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Y cuesta olvidar...arrinconar, enterrar, porque siempre hay alguna rendija por la que el amor vuelve a escapar y la brisa susurra de nuevo su nombre.

V de Vértigo dijo...

"Me temo que he de desconocerte, desconocido."

Estoy tan de acuerdo que me ha entrado un escalofrío.

Anónimo dijo...

¿Todos los poemas podrán aplicarse a todos nosotros? Porque cada vez que te leo, es como si leyeras a través de mi alma. (Por muy cursi que quede).
Coincidencia
o magia
prefiero pensar en la magia, siempre le da un toque de misterio

V de Vértigo dijo...

crees que es exquisito? porque yo pienso que es todo lo contrario, es la agonía frente a todas las cosas..."Sufro a causa de todo lo que existe y todo lo que no existe"

Olga Maillo dijo...

Genial relato. Me a encantado!

Me daba un paseo con un cafe y mira, me a encantado tu blog :)

V de Vértigo dijo...

tampoco creo que sea una mierda, "gracias" a eso, muchas cosas han cambiado, supongo...cómo te va?

Olga Maillo dijo...

gracias por pasarte en mi blog, encantada de qe te haya gustado mi entrada y mi estilo hepburn, es mi diosa :)

Te ago un enlace para leerte siempre! besos *