Y el día pasó arrastrando la mirada por el pavimento y recogiendo toda la mierda, incluso la que uno mismo genera, para después, transportarla a casa sin que apenas pese y desprenderse de ella por cada rincón de los pasillos, para después tropezar con ella un lunes a las siete de la mañana con los ojos entreabiertos percibiendo aún desde el sueño, y caerse redondo al suelo, de donde nunca debió levantarse.
Y el día pasó. Y poco más.
2 comentarios:
Me gusta lo que haces con la rutina. Y el cassette me hizo recordar momentos de infancia. Un beso
Al fin actualizaste, se te echaba de menos eh
"y yo...yo ya he merendao.."
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