Soy la mirada gélida que te seduce traviesa. Soy esos suaves labios de nieve mordiendo los tuyos, descendiendo impacientes. Soy la helada en la que te sumerges poco a poco. Mi lengua glacial por tu vientre humedeciendo tu respiración. Soy impasible iceberg contra el que peleas. Imperturbable escalofrío que te enciende y te estalla. Mi corazón de diamante te araña las entrañas; mis manos de cristal dibujando ardor sobre tu espalda cubierta de escarcha. Soy distante invierno que te abraza calándote el deseo. Soy el rocío al que excitas de madrugada, empañando las paredes. Soy la salvaje noche ártica culminando sobre tus sábanas blancas.

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